martes, 21 de agosto de 2012

Modelos de aprendizaje: influencia sobre la conducta de los niños

A la hora de educar a nuestras hijas e hijos debemos tener en cuenta no sólo los valores que transmitimos de manera verbal e intencionada sino también toda la información que les hacemos llegar por otros métodos más sutiles, a veces sin nosotros se conscientes de ello. Hablamos de un tipo de aprendizaje que en muchos casos tiene más efectos que el aprendizaje directo, conocido en psicología como aprendizaje observacional o modelado.

Según la psicología y la modificación de conducta, el aprendizaje por modelado sigue las mismas reglas que otros tipos de aprendizaje, siendo la única diferencia el individuo sobre el que recae el premio o castigo que se aplica (o la ausencia de ellos). De este modo, en el aprendizaje directo se premia o castiga al individuo que queremos que modifique su conducta; mientras que en el modelado el premio o castigo se aplica sobre otro individuo, el modelo, por lo general de características similares a aquél.

Existen muchas variables que influyen a la hora de provocar cambios en la conducta por efecto del modelado. Algunas de ellas son similares a las que actúan en el aprendizaje directo, por ejemplo, la inmediatez de la consecuencia (premio, castigo, ausencia de premio o ausencia de castigo) con respecto a la conducta que se quiere aumentar o disminuir,  la contingencia (es decir, la probabilidad de que se dé la consecuencia positiva o negativa tras la conducta), la adecuación del tipo de consecuencia empleada a la conducta a premiar o castigar (si el castigo o el premio es o no es excesivo para esa conducta), etc. Todas estas variables se pueden modular, y de hecho es lo que suele hacerse en la terapia psicológica infantil para eliminar las conductas inadecuadas de los más pequeños y aumentar las adecuadas.

Otras variables tienen que ver con el tipo de conducta problemática sobre la que queramos intervenir. Por ejemplo, si queremos ayudar a una niña o a un niño a superar un miedo o una fobia, la similitud del modelo, es decir, la persona que actúa como tal, en cuanto a su capacidad de afrontamiento, es de gran relevancia. En terapia psicológica infantil es conocida la mayor eficacia de los modelos de afrontamiento sobre los modelos de maestría, es decir, se obtienen mejores resultados cuando estos comienzan mostrando el mismo nivel de habilidad (o falta de ella) que el individuo a entrenar (o lo que es lo mismo, al principio muestran el mismo miedo que él). Esto hace referencia a la importancia de observar, a la hora de enfrentarse a una fobia, un miedo o ansiedad ante una situación, a otros niños y/o adultos que tengan las mismas dificultades y acaben superándolo. Como ejemplos de ello existen múltiples situaciones en la vida diaria que pueden resultar terapéuticas para ayudar a un niño a enfrentarse a su miedo, y que el psicólogo infantil emplea para potenciar los efectos del tratamiento.

Otro aspecto relevante que explica por qué los niños aprenden de modelos, tiene que ver con las características personales de estos (edad, curso escolar, nivel intelectual, etc). En general los niños tienden a imitar a otros niños que consideran similares a ellos o con los que se identifican, adultos que son para ellos de referencia en algún sentido (pueden actuar como modelos los padres, otros niños, familiares, educadores, entre otros), etc.


El aprendizaje por observación explica también por qué cuando padres y madres transmitimos verbalmente a nuestros hijos un modelo de conducta y posteriormente observan otro diferente en nuestro comportamiento, se hacen conscientes de la contradicción, siendo más probable que repitan la conducta observada que la expresada verbalmente. Un ejemplo claro de ello es cuando empleamos un tono de voz elevado para pedir que bajen la voz. Es más probable que se produzca el modelado de la conducta no verbal que de la verbal, es decir, acabarán por hablar en un tono elevado. De hecho el modelado es un tipo de aprendizaje con gran influencia sobre las habilidades sociales. Gran parte de las conductas que emiten los niños en situaciones sociales son aprendidas a través de la imitación de otros. Aquellas que se observen como exitosas en las relaciones sociales se repetirán, mientras que las que tengan consecuencias negativas dejarán de llevarse a cabo.

Otro ejemplo sería cuando pronunciamos palabras tranquilizadoras ante algo que nos da miedo, por ejemplo un perro, contradictorias con nuestra comunicación no verbal al alejarnos de él. Nuevamente, es más probable que en el futuro el pequeño se aleje del perro (aprendizaje por modelos) a que actúe con calma ante él.

En resumen, podemos decir que el niño aprende cuáles son las conductas adecuadas e inadecuadas a través de la observación de modelos, ya sea para superar sus dificultades, afrontar situaciones, aprender normas de actuación en situaciones interpersonales (por ejemplo, cómo saludar a un desconocido o cómo pedir ayuda), facilitar conductas que se encuentran inhibidas (por ansiedad, miedo, timidez), aprender nuevas conductas (cómo abrir una puerta o encender un ordenador), etc.

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